"
A estas alturas hablar de la figura de Javier Colis es referirse (de nuevo)
a un compositor y guitarrista extraordinario que estuvo presente en los
proyectos más interesantes de aquella escena que arrancó a finales de los
80, y que tuvo continuidad en los 90 con nombres como Demonios Tus Ojos,
Vamos A Morir, y sobretodo aquel añorado combo por el que un servidor sentía
un especial apego, Mil Dolores Pequeños (junto a Ajo, Javier Munárriz, y
Javier Piñango). Una escena musical que la recuerdo como un laboratorio de
pruebas en el que todo podía ser experimentado; un hervidero de ideas, con
sonidos siempre en evolución, y que tuvo a las huestes de los sellos G3G
desde Barcelona, y Triquinoise desde Madrid como responsables más activos
(que no únicos). Gran parte de mi formación musical se la debo a todos estos
nombres, y mi gratitud hacia ellos es infinita.
En “Nadie En el
Espejo” (Luscinia, 2016) nos encontramos a un Javier Colis (ahora firmando a
su nombre) que, como es habitual, se halla en tierra de nadie buceando sin
ningún tipo de atadura en sus referentes musicales, y entregando una docena
de canciones intuitivas, lacerantes, de alambicado laconismo, y de un
neoclasicismo tan radical y librepensador que es capaz de poner en evidencia
a cualquier escena underground establecida o venidera. El riojano es uno de
los músicos nacionales más coherentes y estimulantes que conozco, y un
verdadero kamikaze de la escena pop–rock.
Se abre el disco con la
febril “Espiral” (con un juego de guitarras apasionante), en la que Colis
guiña un ojo al lirismo chatarrero del autor de “Cicatrices En El Cielo”,
también perceptible en ese mensaje escueto a ritmo de blues que teje con
primor en “Y No Está Bien” (nueva toma de “Ahí Viene Esa Mujer” junto a Las
Malas Lenguas). Intercaladas entre esta narrativa enigmática, encontramos
hermosas piezas instrumentales como “Mono No Aware” (diálogo entre sección
de cuerda y guitarra), o “En Deconstrucción 1” (perfecto equilibrio entre la
tímbrica serpenteante de Fred Frith y el espasmo de la No Wave). Un trabajo
magistral. "
(Luis Moner,
Música en la mochila,
31/1/17)
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Los márgenes sonoros de Javier Colis
Empieza un nuevo año y
escuchando el último disco de Javier Colis me pregunto qué le pasa a este
país. Creo que lo sé bien pero para ello habría que diseñar un nuevo blog
que aborde el problema desde un punto de vista antropológico, histórico,
social y cultural. Para encontrar cosas personales y con una calidad
especial en España hay que rascar bastante para dar con los auténticos
músicos alternativos que están ocultos bajo la ponzoña que nos hacen tragar
tanto medios que se consideran alternativos, como el caso perdido desde hace
años de los grandes medios. Llevo un par de semanas rascando. Estos últimos
días me he zambullido en el universo del para mí desconocido Javier Colis y
su Nadie en el espejo (Luscinia Discos, 2016). Un músico curtido en el
underground madrileño desde los 80, con un sonido muy particular y personal,
a la sombra y al margen de la escena actual. A raíz de la publicación del
disco de Forastero El submarinista en el tejado (Lovemonk, 2016) me interesé
por algunos nombres que no conocía de esta banda madrileña. Todos son
grandes músicos, pero la guitarra me llamó mucho la atención. Capa rascada.
Así di con Javier Colis. Discos como Nadie en el espejo suponen ese tipo de
trabajos que poseen una sensibilidad especial, con un sonido personal
afilado y lleno de matices.
Siempre tengo la sensación de que músicos
de la talla de Javier Colis en otros países recibirían un trato muy
diferente. Sólo reconocemos a muchos artistas patrios cuando fuera se
interesan por ellos. Esto es muy español. Esperar el eco que con el tiempo
llega desde fuera para que posteriormente, desde una visión hipócrita,
ensalzarlo. Ese sentimiento de inferioridad e inseguridad nos acompaña desde
hace siglos. Está metido en nuestro ser. No se confía en lo que somos y
podemos llegar a ser. Así nos luce el pelo.
Sólo desde este prisma es
comprensible que figuras como la de Javier Colis pasen inadvertidas, excepto
para unos cuántos. Es increíble la poca difusión de este tipo de discos,
aunque no me extraña porque sé en el país que vivo. También me gusta pensar
que su sino maldito hace que luzcan con ese halo especial. Porque este es un
disco oscuro e hipnótico. El espectáculo sonoro comienza con el tema Espiral
que ya desde el minuto uno nos atrapa con esas guitarras loopeadas que nos
arañan con la tensión de los violines. Seguimos descendiendo a la locura con
el tema Ha venido tu boca, entre progresiones disonantes y esa reverberación
que está presente en todo el disco. Tiempo ahora para el lenguaje críptico
de No está bien, que amplifica esa sensación de inquietud que empezamos a
sentir poco a poco. Todo un temazo. Nos paramos a tomar aire con la delicada
Mono no aware. Las piezas instrumentales de corta duración como este tema
suponen las pequeñas joyas de este disco. Cada detalle tiene sentido. Varios
riffs repetitivos, elaborados con loops, sirven como base para envolverte
con el efecto del slide En deconstrucción #2. Muchos de los temas de este
disco nacen como piezas construidas a través de loops dibujados hábilmente.
Ese recurso basado en la repetición te engancha y no te suelta. Te
hipnotiza. Algo parecido ocurre en Je vous salue, Marie con ese aire
afrancesado de sofisticación y crudeza. Drácula enamorado es uno de esos
cachitos instrumentales con ese gusto por el detalle que mecen el oído para
dar paso a la furia del tema Plan B con un Javier Colis en modo Tom Waits.
Si esto lo hace el artista estadounidense perdemos el culo. Mientras aquí
,ni nos enteramos que hay gente que puede estar a la altura. Los loops de
guitarra se transforman en arpegiadores de synthers de una manera muy hábil
En deconstrucción #1, en esas esencias de corta duración que pueblan el
disco. En Gran Vía 62, blues Javier Colis impregna de su personalidad algo
tan trillado como es el blues para ofrecer el contrapunto a este estilo. El
disco va llegando a su recta final y todo se vuelve más turbio con Influx
Ground Control, un temazo que hace gala de todos los recursos que acompañan
a este disco y a esa atmósfera de experimentación presente en todo su
desarrollo. El disco se cierra con Una sombra, que languidece con el lamento
del ebow para hacernos sentir que esto llega a su fin.
Nadie en el
espejo supone toda una experiencia sonora muy personal de su creador Javier
Colis, un artista que sabe sonar así mismo y eso dice mucho en los tiempos
actuales. Doce cortes muy variados entre sí con el denominador común de la
hipnosis mediante loops de guitarra que se verán envueltos por una lírica
delicada y al mismo tiempo visceral. Músico y disco imprescindible para
creer en otros caminos sónicos. "
(Ruido Rojo,
YesWeSkunk, 10/1/17)
—
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"
Avant-Blues.- No es Javier Colis un guitarrista al uso, ni de los de
asombrosos punteos virtuosos ni de los que navegan por la improvisación más
o menos anárquica. Su estilo es cortante, frío, repetitivo, minimal, pero de
una expresividad violenta y contundente, heredera del estilo de uno de los
bluesmen
menos conocidos, Skip James, y con una abigarrada querencia por las
construcciones instrumentales de la no wave.
Con un currículo
amplio e inabarcable, al frente o en un lateral de infinidad de
bandas,
Nadie en el espejo
figura a su nombre, con la participación de Javier Díez Ena (Dead Capo) y Adrián Ceballos (Novak, Los Cuantos). Aquí hay distorsión
desquiciada ("Espiral", "En deconstrucción #02"), ecos de un Robert Fripp
más... "frippado" ("Ha venido tu boca", "En deconstrucción #01"), melodías
inquietantemente dulces ("Drácula enamorado"), una canción de cabaret más
sucia que si fuera Tom Waits ("Plan B") y otra que podría parecer del Aute
de
Rito
(1973) si no fuera por los tonos menores en que está compuesta ("Un
sombra"). No hay acomodo, no hay lugares comunes: todo es inusual e
insospechado en unos temas que solo provocan incomodidad (¡bendita
incomodidad!), como se comprueba en la más devota de Zappa "Influx Ground
Control". "
(Jesús Rodríguez
Lenin,
Rockdelux #353,
1/9/16)
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Los márgenes sonoros de Javier Colis
Empieza un nuevo año y
escuchando el último disco de Javier Colis me pregunto qué le pasa a este
país. Creo que lo sé bien pero para ello habría que diseñar un nuevo blog
que aborde el problema desde un punto de vista antropológico, histórico,
social y cultural. Para encontrar cosas personales y con una calidad
especial en España hay que rascar bastante para dar con los auténticos
músicos alternativos que están ocultos bajo la ponzoña que nos hacen tragar
tanto medios que se consideran alternativos, como el caso perdido desde hace
años de los grandes medios. Llevo un par de semanas rascando. Estos últimos
días me he zambullido en el universo del para mí desconocido Javier Colis y
su Nadie en el espejo (Luscinia Discos, 2016). Un músico curtido en el
underground madrileño desde los 80, con un sonido muy particular y personal,
a la sombra y al margen de la escena actual. A raíz de la publicación del
disco de Forastero El submarinista en el tejado (Lovemonk, 2016) me interesé
por algunos nombres que no conocía de esta banda madrileña. Todos son
grandes músicos, pero la guitarra me llamó mucho la atención. Capa rascada.
Así di con Javier Colis. Discos como Nadie en el espejo suponen ese tipo de
trabajos que poseen una sensibilidad especial, con un sonido personal
afilado y lleno de matices.
Siempre tengo la sensación de que músicos
de la talla de Javier Colis en otros países recibirían un trato muy
diferente. Sólo reconocemos a muchos artistas patrios cuando fuera se
interesan por ellos. Esto es muy español. Esperar el eco que con el tiempo
llega desde fuera para que posteriormente, desde una visión hipócrita,
ensalzarlo. Ese sentimiento de inferioridad e inseguridad nos acompaña desde
hace siglos. Está metido en nuestro ser. No se confía en lo que somos y
podemos llegar a ser. Así nos luce el pelo.
Sólo desde este prisma es
comprensible que figuras como la de Javier Colis pasen inadvertidas, excepto
para unos cuántos. Es increíble la poca difusión de este tipo de discos,
aunque no me extraña porque sé en el país que vivo. También me gusta pensar
que su sino maldito hace que luzcan con ese halo especial. Porque este es un
disco oscuro e hipnótico. El espectáculo sonoro comienza con el tema Espiral
que ya desde el minuto uno nos atrapa con esas guitarras loopeadas que nos
arañan con la tensión de los violines. Seguimos descendiendo a la locura con
el tema Ha venido tu boca, entre progresiones disonantes y esa reverberación
que está presente en todo el disco. Tiempo ahora para el lenguaje críptico
de No está bien, que amplifica esa sensación de inquietud que empezamos a
sentir poco a poco. Todo un temazo. Nos paramos a tomar aire con la delicada
Mono no aware. Las piezas instrumentales de corta duración como este tema
suponen las pequeñas joyas de este disco. Cada detalle tiene sentido. Varios
riffs repetitivos, elaborados con loops, sirven como base para envolverte
con el efecto del slide En deconstrucción #2. Muchos de los temas de este
disco nacen como piezas construidas a través de loops dibujados hábilmente.
Ese recurso basado en la repetición te engancha y no te suelta. Te
hipnotiza. Algo parecido ocurre en Je vous salue, Marie con ese aire
afrancesado de sofisticación y crudeza. Drácula enamorado es uno de esos
cachitos instrumentales con ese gusto por el detalle que mecen el oído para
dar paso a la furia del tema Plan B con un Javier Colis en modo Tom Waits.
Si esto lo hace el artista estadounidense perdemos el culo. Mientras aquí
,ni nos enteramos que hay gente que puede estar a la altura. Los loops de
guitarra se transforman en arpegiadores de synthers de una manera muy hábil
En deconstrucción #1, en esas esencias de corta duración que pueblan el
disco. En Gran Vía 62, blues Javier Colis impregna de su personalidad algo
tan trillado como es el blues para ofrecer el contrapunto a este estilo. El
disco va llegando a su recta final y todo se vuelve más turbio con Influx
Ground Control, un temazo que hace gala de todos los recursos que acompañan
a este disco y a esa atmósfera de experimentación presente en todo su
desarrollo. El disco se cierra con Una sombra, que languidece con el lamento
del ebow para hacernos sentir que esto llega a su fin.
Nadie en el
espejo supone toda una experiencia sonora muy personal de su creador Javier
Colis, un artista que sabe sonar así mismo y eso dice mucho en los tiempos
actuales. Doce cortes muy variados entre sí con el denominador común de la
hipnosis mediante loops de guitarra que se verán envueltos por una lírica
delicada y al mismo tiempo visceral. Músico y disco imprescindible para
creer en otros caminos sónicos. "
(Ruido Rojo,
YesWeSkunk,
10/1/17)
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"
Avant-Blues.- No es Javier Colis un guitarrista al uso, ni de los de
asombrosos punteos virtuosos ni de los que navegan por la improvisación más
o menos anárquica. Su estilo es cortante, frío, repetitivo, minimal, pero de
una expresividad violenta y contundente, heredera del estilo de uno de los
bluesmen
menos conocidos, Skip James, y con una abigarrada querencia por las
construcciones instrumentales de la no wave.
Con un currículo
amplio e inabarcable, al frente o en un lateral de infinidad de
bandas,
Nadie en el espejo
figura a su nombre, con la participación de Javier Díez Ena (Dead Capo) y Adrián Ceballos (Novak, Los Cuantos). Aquí hay distorsión
desquiciada ("Espiral", "En deconstrucción #02"), ecos de un Robert Fripp
más... "frippado" ("Ha venido tu boca", "En deconstrucción #01"), melodías
inquietantemente dulces ("Drácula enamorado"), una canción de cabaret más
sucia que si fuera Tom Waits ("Plan B") y otra que podría parecer del Aute
de
Rito
(1973) si no fuera por los tonos menores en que está compuesta ("Un
sombra"). No hay acomodo, no hay lugares comunes: todo es inusual e
insospechado en unos temas que solo provocan incomodidad (¡bendita
incomodidad!), como se comprueba en la más devota de Zappa "Influx Ground
Control". "
(Jesús Rodríguez
Lenin,
Rockdelux #353,
1/9/16)
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"
Javier, siempre sobresaliente, entrega la primera obra maestra absoluta de
2016, mejorando, aunque parezca increíble, todo un pasado de aciertos
artísticos. "
(Luis Boullosa,
Kaput,
10/8/16)
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"
Rock de autor. Nombre imprescindible en la historia del rock español de
riesgo (Demonios Tus Ojos, Vamos a Morir, Mil Dolores Pequeños, Las Malas
Lenguas), el guitarrista Javier Colis reúne doce temas (varios de ellos,
instrumentales) bañados de turbio romanticismo en los que vuelve a poner de
manifiesto su condición de cantautor adicto a los desafíos, heredero de
otros inquietos investigadores de la traducción de las emociones en sonidos
y palabras, como Marc Ribot, Rowland S. Howard o Tom Waits.
[4 estrellas] "
(Eduardo Guillot,
Urban,
5/8/16)
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—
"
Mencionar a Javier Colis supone destapar una zona radioactiva de la historia
de nuestro rock. Férreo guitarrista e inquieto compositor, en su currículum
brillan peroyectos tan inclasificables como Demonios Tus Ojos, Mil Dolores
Pequeños, Las Malas Lenguas, Forastero o los añorados Los cuantos, así como La Femme Fakir. "
(Emilio R.
Cascajosa,
Ruta66,
1/5/16) |